Hoy os dejamos con una entrevista que nos hicieron para la revista Barcelona Divina, en ella hablamos de dos de las zonas más castigadas (y olvidadas) durante el verano. Esperamos que os guste.
Ahora que ha TERMINADO EL VERANO es el momento
perfecto para ocuparnos de dos de las partes de nuestro
cuerpo que más han sufrido los EFECTOS NOCIVOS DEL
SOL durante estos meses y que menos atención han
recibido por nuestra parte: EL ESCOTE Y LAS MANOS.
En los últimos años nos hemos concienciado de los
efectos nocivos de la radiación solar y tenemos
mucho cuidado a la hora de proteger nuestra cara,
renovando la crema de protección solar frecuentemente.
Pero, muy a menudo, nos olvidamos
de proteger el dorso de nuestras manos así como
la zona del escote.
Estas dos zonas son especialmente sensibles al
sol y es frecuente la aparición de manchas y rojeces
en ambas localizaciones. Estas pequeñas lesiones
resultan muy desfavorecedoras y, de alguna forma,
“revelan” nuestra edad.
En mi consulta me encuentro con muchas mujeres
con un cutis perfecto y bien cuidado a nivel facial
pero sus manos cuentan una historia muy diferente.
Y, ¿qué podemos hacer para tratar estas dos zonas
tan delicadas y desagradecidas?
En ambos casos es muy importante la protección
solar intensiva, de igual forma que hacemos con la
cara, nunca debemos olvidarnos de aplicar crema
protectora sobre el dorso de nuestras manos y en
el escote.
Cuando ya han aparecido las manchas y rojeces,
en ambas localizaciones, el tratamiento más eficaz
para eliminarlas es la luz pulsada. Se trata de
un tratamiento muy rápido e indoloro, que consigue
eliminar las manchas de origen solar en pocas sesiones
(normalmente entre 2 y 4).
Existen algunos tipos de manchas relacionados
con la edad que no desaparecen con esta técnica,
son las llamadas queratosis actínicas y queratosis
seborreicas. En estos casos debemos aplicar
intervenciones un poco más agresivas pero también
somos capaces de eliminarlas finalmente.
Otro problema común después de años tomando
el sol puede ser un adelgazamiento en la piel
de escote y manos. En esos casos podemos realizar
infiltraciones de vitaminas, ácido hialurónico o
plasma rico en factores de crecimiento para mejorar
el grosor, la textura y la elasticidad de la dermis.
La sustancia que debamos inyectar dependerá
del grado de daño con el que nos encontremos.
Como conclusión, podemos decir que las manos
y el escote sufren de forma especial el paso del tiempo
y el daño solar, envejeciendo a un ritmo distinto
a la piel de la cara si no cuidamos estas zonas
de forma adecuada. Sin embargo, una vez producido
el daño, disponemos de técnicas muy eficaces
para devolver un aspecto juvenil y saludable al dorso
de las manos y a la zona del escote. En estos
casos, es importante actuar cuanto antes y, con los
tratamientos profesionales adecuados a cada circunstancia
y la profilaxis de cuidados personal, los
resultados son increíblemente espectaculares.